jueves, 8 de mayo de 2008

Cortar el cordón

Lo que hacemos en el presente ya lo hemos vivido. Antes nos comportamos igual en situaciones análogas con la gente de nuestra infancia, con los padres y los hermanos.
Cuando estamos arropados, cuando tenemos las necesidades cubiertas, somos nosotros en esencia.
En la infancia, no las tenemos cubiertas. No elegimos a nuestros padres, y no siempre son lo que esperábamos, no siempre están donde te gustaría. No se comportan como piensas que deberían. Porque también son individuos, y no recibieron ningún manual cuando nacimos.

Las carencias que tenemos por parte de los padres, las rellenan las amistades, el trabajo, los estudios.
He de aprender a pedirles a mis padres antención, afecto, comprensión, si no me lo han dado en 23 años, no iban a empezar ahora. Ya no estoy en la infancia de color de rosa.

Cortar conscientemente el cordón umbilical duele.
Pero es muy sano.
Antes no lo hice bien, y fue traumático para ambas partes, me pesaban sus sombras.
Ahora sé cómo hacerlo sin sufrir, y ellos, pues se acostumbrarán.
Es lo que pasa cuando tienes hijos. Que crecen.