Lo que hacemos en el presente ya lo hemos vivido. Antes nos comportamos igual en situaciones análogas con la gente de nuestra infancia, con los padres y los hermanos.
Cuando estamos arropados, cuando tenemos las necesidades cubiertas, somos nosotros en esencia.
En la infancia, no las tenemos cubiertas. No elegimos a nuestros padres, y no siempre son lo que esperábamos, no siempre están donde te gustaría. No se comportan como piensas que deberían. Porque también son individuos, y no recibieron ningún manual cuando nacimos.
Las carencias que tenemos por parte de los padres, las rellenan las amistades, el trabajo, los estudios.
He de aprender a pedirles a mis padres antención, afecto, comprensión, si no me lo han dado en 23 años, no iban a empezar ahora. Ya no estoy en la infancia de color de rosa.
Cortar conscientemente el cordón umbilical duele.
Pero es muy sano.
Antes no lo hice bien, y fue traumático para ambas partes, me pesaban sus sombras.
Ahora sé cómo hacerlo sin sufrir, y ellos, pues se acostumbrarán.
Es lo que pasa cuando tienes hijos. Que crecen.
jueves, 8 de mayo de 2008
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